De los tantos cursos para catequistas, incluyendo cursos de Sicología infantil, al que
asistimos todos los de mi Parroquia, aprendimos muchas cosas interesantes, que
es necesario que todo catequista conozca.
Para que en el desempeño de su función sea con capacidad en todo sentido,
aparte de lo que debe poseer como la espiritualidad, la vocación, el amor por
los catequizandos.
Nos enseñaron que si los catequistas tenemos mucho amor,
vocación, alegría por ser catequista y con mucho conocimiento de la palabra de
Dios, eso es muy bueno y fundamental. Pero,
Es importante como todos los aspectos señalados poseer sabiduría
de Dios que te posibilita conocer a los catequizandos, niños o jóvenes o
adultos mayores.
Observar a cada niño, su comportamiento, quizás algunos no
estén con ganas.
Acercarse a ese alumno/a y conversar, preguntar qué le
sucede, en varios casos ocurre que hay problemas de familia, o simplemente esté
con dolor de cabeza etc., y explicarle luego aparte si es posible a ese alumno
la catequesis del día.
Por eso también el catequista debe conocer el método, de
cómo comunicar a sus alumnos la catequesis, el Amor de Dios.
El catequista debe tomar la mano del niño, y presentarle a
Dios, que lo ama, a pesar de que quizás, no sea muy feliz por algunos motivos.
El comportamiento emocional del catequista es fundamental,
porque si son niños, ellos captan con facilidad. Si el catequista se presenta
sin buen humor, esto no permite al alumno inconscientemente atender y aprender.
Es por eso la importancia, de que el catequista sea alegre,
entusiasta, saber animar, llamar la atención, no sólo porque así se evitará que
se distraigan, sino lo importante y positivo que será para ellos, observar a su
catequista, tan animado que en medio de hablar de catequesis, hace algunos
comentarios, de la vida misma de ellos, que se relacione con el tema que se
está desarrollando.
Puede contar un chiste corto o el mensaje que va a
“comunicar” lo haga creando una historia ficticia (que debe ser preparado
previamente en la casa, y durante la semana, no a última hora.
Por eso un catequista, no precisamente desarrolla una
enseñanza o “clase”.
Más que enseñar, es transmitir el Amor de Dios que les ama a
cada uno, a través del tema del día, y en cada encuentro de catequesis, siempre
el catequista debe relacionar con el Amor de Dios, y el amor que cada alumno
debe tener, para con todos.
Una técnica que cada vez yo utilizaba,
Era enseñarles que el deber de ellos, es el hacer feliz, por
una parte a sus padres, y preguntarles: Cómo les pueden hacer feliz a sus padres –
Luego comentarles cómo:
1- Si son buenos hijos, obedientes que se dedican cuando
corresponde la hora, a estudiar,
2- Traer buenas calificaciones del colegio/-escuela.
Sus padres serán felices, y ellos se darán cuenta cuando la
mamá o el papá digan a sus amigos o a familiares: “Este mi hijo, o mis hijos
son muy educados, respetuosos, obedientes, y traen buenas calificaciones.
Este es el mejor regalo que pueden ofrecer a sus padres, que
ellos hablen bien de sus hijos.
Deben también ser buenos hermanos entre sí, y buenos amigos,
y con los compañeros del colegio. Y más contenta estará la mamá cuando la
profesora le diga: Su hijo/a es excelente, muy estudioso, atiende en clase,
juega con alegría con sus compañeros, no se pelean.
Por eso el catequista debe estar en el lugar de la catequesis, una hora antes para hablar con cada uno, y
conocerles, preguntarles lo que cree le está molestando, hablarles como una
madre más, consolarles, hay tantas cosas.
Muchos no tienen el
cariño o atención de sus padres, porque la vida de hoy se vive muy agitada, con
muchos compromisos.
Que el catequista debe ir aplicando esa atención personalizada, para conocer lo que según las
circunstancias observa, y les impulsará a una creatividad. (debe ser creativo
aprender)
Imprescindible que el catequista realice reunión de padres
de sus alumnos periódicamente. Una reunión participativa. Cuando un solo papá o
mamá presenta un tema (inquietud) ya es útil para todo el grupo de padres.
¡¡Fuerza catequistas!!
La comunidad les estará muy agradecida, por lo útil que les
son.
Especialmente la comunidad que se irá formando de los ex
alumnos, comento de muestra mi caso, solo para ejemplo.
Si has sido un buen catequista, que han aprovechado tu
catequesis, se quedarán enriquecidos y satisfechos:
Muchísimos casos ocurrieron conmigo, que un joven señor
casado y con hijos, algunos solteros aún, se me acerca me saluda me abraza,
como ya es un adulto cambiado no lo conozco, me dice Juan Carlos vos no me
estás reconociendo.
No, le digo, -"Yo era tu alumno de catecismo de Para.
Comunión", otros me dicen que de Confirmación, y agrega: Muchas cosas buenas
aprendí de vos.
Otro joven adulto, pero que le reconocía por su
característica física, conversamos.
Él me dice, ¿te acordás de tal y tal cosa? Sí le respondo, y
agrego: Y vos te acordás de tal cosa?.
Sorprendido me dice: ¿Vos te acordás todavía de eso? -Sí
claro!. Para mí fueron simplicidades, pero para él fueron importantes, y me
agrega: Aah Juan Carlos, vos valés oro, y vos también le respondo, era una
buena persona.
Con otro joven ya casado y con el primer hijo, me encuentro,
conversamos, luego le hago una pregunta de rutina: “¿Y qué andás haciendo?”
Responde: Estoy siguiendo tu ejemplo.
No he sabido a qué se refería, después de muchos años me
encuentro otra vez con él y me cuenta que también enseñaba la Palabra de Dios.-
Esas son las
satisfacciones que cosechás con el tiempo, de la catequesis, el saber que fuiste
útil a alguien y a muchos
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